Somos una comunidad cristiana, en el seno de la Iglesia Católica, en la que el Señor está injertando a aquellos que él llama, para crecer para la madurez como discípulos de Cristo, compartir la vida en el Espíritu y el amor fraterno, y llevar el evangelio poderoso de nuestro Señor y Salvador para nuestras localidades, países y hasta los confines de la tierra.
Una comunidad cristiana viva …
Somos una célula del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. La Comunidad surgió por obra del Espíritu Santo, ya él pertenece, pues es un regalo de Dios. En ella, Cristo es el centro, y por eso buscamos sólo hacer la voluntad de Dios y dar gloria a Dios.
En el seno de la Iglesia Católica …
La Comunidad Jerusalén es una Asociación Pública de Fieles erigida canónicamente en la Diócesis de Zaragoza (España), en enero de 1991. Está regida por los Estatutos de la Asociación, también aprobados en 1991 por el Arzobispo de Zaragoza, D. Elias Yanes.
El Señor está injertando a aquellos que él llama …
Pueden integrarse en ella cristianos de cualquier edad, estado y condición. Somos familias, solteros, sacerdotes, ancianos, jóvenes, … pueblo de Dios unidos por el Espíritu. No nos buscamos a nosotros mismos, ni a un grupo de amigos donde sentirnos bien, pero buscamos al Señor y nuestro sitio en su Cuerpo, y es él quien nos llama y nos une. Si has descubierto, como nosotros, la llamada a la comunidad cristiana, te invitamos a conocernos y poder descubrir si el Señor te llama para ser Comunidad con nosotros y recibir el mismo regalo que recibimos sin ningún mérito.
Discípulos de Cristo …
En la Comunidad, Jesucristo es la Cabeza y nosotros somos su Cuerpo y miembros unos de otros. Es Cristo quien nos sana, cuida de nosotros, nos enseña, nos da su vida y nos da la capacidad para servir en Su Reino.
Compartir la vida en el Espíritu y el amor fraterno …
Estamos unidos generalmente no bajo el mismo techo, sino bajo la misma alianza, los mismos compromisos, que nos ayudan a seguir al Señor y caminar como pueblo de Dios. El Espíritu Santo distribuye su vida a través del Cuerpo y junto con el don de la unidad pone en nosotros un mismo espíritu (cf. Hch 5,12). Esta unidad espiritual se concreta y se fortalece en nuestros encuentros comunitarios y en nuestro compartir fraterno.
Para nuestras localidades, países y hasta los confines de la tierra …